domingo, 2 de septiembre de 2012

Apagaron los teclados

Montevideo, viernes 31/08/2012.
Desde la Redacción por Heraclio Labandera

Esta es la última nota que escribo en esta computadora y para este diario. A diferencia de otros días, hoy no urge el cierre, no importa la hora, ni esperamos que la rotativa se detenga por los alcances que nunca llegan.
Estoy en la misma computadora que dejó Jorge Jellynek cuando en las páginas de este diario enseñaba de cine, y redactando en el mismo escritorio que usó Zelmar Lissardy, aquel veterano “escribidor” del que aprendí como se hace el periodismo sin concesiones, con su peculiar sentido de la independencia.
La redacción parece vacía, pero esta noche los fantasmas de viejas plumas llegaron hasta el tercer piso para acompañarme en este silencio que hiere, ocupando cada uno su escritorio y seguros de que hay que trabajar para un cierre muy especial.
Por aquí deambulan Irma Abirad, aquella magnífica crítica del teatro que con el mismo profesionalismo también podía contarte -en voz baja, claro- las historias “non sanctas” de actrices y actores de las tablas nacionales, Roberto Bussero, el querible gordo que durante años cubrió desde el glamour veraniego de la Punta al calor bizarro de los corrillos municipales, Idelfonso Beceiro y Hugo Fernández, ambos jefes de espectáculos de los que siempre se aprendía.
A mi vera se pasea Mario Zanocchi con su decantada pluma, y hasta me aturde el “viejo” Peyre, aquel entrañable cascarrabias que a dos metros te comunicaba resultados deportivos como si estuviera a dos quilómetros.
Aquí hay gente de todos los tiempos y a la cita no ha faltado ni siquiera la rubia y gentil Mónica, la encargada de archivo que para todos fue auxiliar imprescindible en los tiempos heroicos en los que el Google era una loca fantasía de Ray Bradbury.
Tampoco faltó un último adiós de César Casavieja.
Por suerte que esta noche está cerrada y sin luz, una de las leyendas negras y secretas de esta redacción: el “escritorio maldito” de Blengio y de Picardo, lugar que nadie de la vieja guardia quería ocupar porque sabía que era de mala suerte.
Y tenían razón, porque esta vez todo se gestó allí.
Miro las mesas de trabajo y también veo teclear a decenas de periodistas que comenzaron aquí para volar hacia otros destinos y mantener viva la antorcha de la palabra.
En esta redacción de ruidos imaginarios, los teléfonos se han quedado mudos y el señor “fuentes” ya no habla por ellos, porque hoy la noticia que nos pueda dar, no importa.
Como en pocas oportunidades, esta noche la noticia está dentro de esta sala vacía pero plena de espíritus errabundos, en el ruido que se trasunta de un silencio que ensordece y de teclados que no tienen nada para decir.
Esta noche no hay presiones “para no perder el Interior”, ni nadie que se queje del “entierro” de un cierre que arruina el día.
Sucede que hoy la noticia es nuestro entierro.
Hay momentos en que uno se pregunta si todo esto valió la pena, cuando de aquí me llevaré 62 cicatrices y la estampita de San Pancracio que desde hace años custodia la torre de mi compu.
Percibo que el periodismo es una vocación extraña, cuyo motor es la convicción de que la palabra aún puede transformar el mundo.
De ser así, lo valió.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Simplemente impresionante, Heraclio.
Felicitaciones.
No sabía que eras capaz de escribir así.

C.C.

ana rosa rodríguez y joaquín fernández rodríguez dijo...

hemos seguido con angustia las negociaciones laborales de la asamblea de últimas noticias, grupo humano con amigos de otras redacciones.

hemos pensado en ustedes y en Hugo Fernández, en el apoyo recibido cuando lo necesitamos.

hemos escrito en las redes sociales unas líneas en prueba solidaria.

pasé una nochecita, estaban en asamblea, al día siguiente hablé con Jorge, al teléfono.

gracias por la generosidad de recordar en especial a Hugo y otros ilustres periodistas al cierre del diario,

abrazos,

ana rosa rodríguez y joaquín fernández rodríguez

Anónimo dijo...

notable Heraclio !!!
de verdad notable.
abrazo y nos veremos en los caminos de nuestras vidas....el peridismo.
Bernardo Blengio

Anónimo dijo...

excelente Heraclio por recordar a algunos de queridoscompaneros
Estrella